El alquimista de Paulo Coelho | Reseña

Antes de empezar, quiero mencionar que la primera vez que leí este libro fue cuando buscaba información sobre algunas prácticas esotéricas. En aquel tiempo tenía unos 12 años y, pese a que no existía Harry Potter, yo quería ser mago; para ser más exactos, brujo. Sin embargo, el título de este libro me llamó la atención por la naturaleza de la palabra, ya que sabía que era un alquimista y creí que iba a hablar sobre magia. Tras pasar las primeras páginas, descubrí que no tenía nada que ver con prácticas mágicas, pero la historia me atrapó hasta que lo terminé.

Han pasado más de 20 años desde que leí por primera vez El alquimista, y en esta ocasión, ya conociendo que es una novela y no un libro de magia, pude apreciarlo desde otra perspectiva. Sin embargo, muchas personas que conozco lo toman como un referente de estilo de vida, como si lo que dijera el libro fuera una biblia a seguir. Más o menos recordaba el motivo, pero jamás he creído que sea para tanto. Igual las personas lo han hecho con otras novelas o manuales vende-humos. Creo que cada quien tiene la libertad de guiar su vida como quiera, pero desde mi perspectiva, creo que solo hay cosas que se pueden implementar como consejos, más no como una guía. Pero, como digo, esto es solo mi punto de vista.

Ahora, entrando en el tema de la obra, creo que realmente es una buena novela. No será tal vez mi favorita, y dista mucho de ello, pero en realidad está bonita.

Podemos ver cómo el protagonista evoluciona y se confronta constantemente, cómo se cae y se levanta. Tal vez hay personajes que no me generaron ningún tipo de empatía, pero no es que estén mal desarrollados; tal vez solo soy yo quien no logró conectar con ellos. En comparación con otras novelas, incluso un poco más largas, hubo un momento en que me perdió por completo a tal punto que dejé de leer, pero también suelo ser distraído.

El vocabulario, en lo personal, se me hizo muy fácil de entender. La narrativa no es nada complicada, lo que permite que personas jóvenes puedan disfrutar del libro sin complicaciones, tal vez con algunas palabras que ya no suelen usarse o son un poco típicas de la región donde se encuentra el protagonista, pero como también las explica, se vuelven familiares muy rápido.

Otra cosa que me hizo un poco de ruido es que constantemente hace recuerdos y cita frases o momentos. Siento que esto se lo pudo haber dejado al lector como trabajo de comprensión, es como esas series de comedia que te ponen la risa para que sepas que acaban de decir un chiste. Muchas veces te ríes más por el sonido de la risa que porque entiendas el chiste.

Si algo puedo decir que no me gustó para nada fue el epílogo. Sé que muchas personas necesitaban un cierre a muchas cosas que deja a la interpretación del lector y a su imaginación, pero el epílogo lo siento muy forzado, como la necesidad de solo complacer y terminar. Realmente lamento haber leído el epílogo.

De joven me llegaron a gustar algunos personajes por obvias razones del motivo que me llevó a leerlo. Ahora no siento afinidad con ninguno, puede ser que el libro es muy corto como para sentir esa afinidad, aunque tampoco hay alguno que sienta que realmente no aporte nada. Como ya digo, hay buen desarrollo de personajes, aunque algunos mejor que otros.

Creo que es un libro que sí valdría la pena leer o incluso tener en el librero de la casa. En lo personal, no compraría una edición especial.

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